Hace un tiempo les vengo contando y mostrando que estoy a pleno trabajo en mi pequeño rincón crafter. Poco a poco, y en el tiempo libre (que siempre pero siempre es poco!), voy haciendo cosas y tratando de terminar. Lo cierto es que los trabajos van lentos pero me encantan… Es hermoso poder trabajar en armar nuestro pequeño rincón y espero que ustedes puedan hacer lo mismo.
Hoy les quiero mostrar como terminó la transformación de un viejo mueble de dentista de la década del 50 que compré hace ya un tiempo. Cuando lo pude ver la primera vez… pensé que era pefecto. Ya me podía imaginar todos los materiales que podía guardar allí (aunque debemos reconocer que siempre nos faltará lugar para todo lo que vemos y compramos para hacer manualidades…). Vamos que les muestro cómo lo hice y cómo se fue transformando poco a poco.
Materiales básicos:
- Lijas finas y gruesas al agua
- Lijadora eléctrica (opcional)
- Masilla para madera
- Espátula
- Pinceles y rodillos de buena calidad
- Fondo blanco para madera al agua
- Esmalte al agua blanco y rosa (cantidad necesaria)
- Vinagre blanco y detergente (para limpiar bisagras y tiradores)
- Trapos y cartones para trabajar
Si le dan una primera mirada… la verdad es que asusta 🙂 Viejo, sucio, con mucho pero mucho olor a dentista… Comprarlo fue sencillo, pero pasar a la acción no lo fue. ¡Susto completo! Por dónde comenzar, qué color usar, qué materiales usar, qué pasos seguir… muchos interrogantes.
Aquí fue cuando conocí a alguien que ya les he contado en otra oportunidad, a Virginia Escribano de Aires de Bohemia. Una verdadera genia que comparte todos sus conocimientos y consejos y te anima a probar y animarte a reciclar y crear… ¡Una genia chicas con todas las letras! Pude hacer con ella un curso de reciclado de muebles que cambió mi visión por completo… y si ustedes se animan pueden hacerlo también o comprar su libro “Muebles Recuperados“… les aseguro que les va a encantar.
Aquí pueden ver en detalle cómo estaba este mueble… terrible ¿no? (No miren en desorden de mi patio….)
Como les decía, con ella pude aprender todo lo necesitaba para embarcarme en este proyecto, y cuando tuve el tiempo libre necesario comencé. Poner el mueble a punto fue una odisea. Lo que parecía que sería sencillo, se complicó, por el tratamiento que tuve que hacer en el mueble… pero salió. Comencé por limpiarlo, lijar todo lo necesario, hacer unas pequeñas reparaciones y quitar todas las puertas y cajones, limpiar los herrajes que estaban terribles. Cuando pude limpiarlos decidí que utilizaría los mismos. Parecían nuevos 🙂
Mucha lija, limpieza de superficie y había que comenzar. Después de conocer algunos de los productos geniales con Virginia, salí corriendo a la tienda a comprar todo al agua. Fácil de usar y queda todo hermoso. Como lo comencé en época de frío… mucho de los trabajos los hice dentro de casa. Apliqué un fonde blanco para madera al agua, lijando suave entre mano y mano y luego a pintar. Sería blanco por dentro y rosa por fuera. Uno precioso que busqué en internet.
Rosa Menta era el color… enamorada de ese color… y cuando comencé a pintar mucho más 🙂 Pintar fue tan lindo y divertido. A pincel y con rodillo, dependiendo de lo que estaba pintando, y como es una pintura al agua, limpiar los utensilios era tan pero tan fácil… Apliqué un total de 3 manos a todo el mueble. Pintar los cajones y puertas llevó mucho más tiempo que el resto de mueble. Pero como este tipo de pintura seca tan rápido y no tiene olor, fue más fácil. Lijé lo necesario entre mano y mano y cuando el mueble estuvo terminado esta tan feliz. Es hermoso poder hacer algo uno mismo, la satisfacción es distinta que cuando compramos algo. El cariño que tengo por este mueble ahora es mucho. ¡No se va más de mi casa! Se irá conmigo a donde vaya 🙂 Esperé el tiempo necesario hasta que pude armarlo.
Volver a poner cada cosa en su lugar, los tiradores que había recuperado, las bisagras (que son las originales) y ver que todo iba quedando perfecto era felicidad plena. Claro está que tuve una ayuda extra chicas… mi media naranja siempre presente en cada paso de este proyecto apoyándome y ayudándome en todo lo que necesité. Ya sea a limpiar, lijar, pintar… lo que necesitara.
Cuando ya estuvo listo… llega lo mejor: ¡llenarlo! Tantos cajones y estantes poco a poco se fueron llenando. Y también había que ubicarlo en la habitación que estoy armando. Estaba planificado dónde iba a ponerlo, pero puedo cambiarlo cuando lo necesito ya que a las patas de apoyo les añadí unos topes de fieltro industrial adhesivo (son de 3M) para poder moverlo sin hacer demasiado esfuerzo. Puedo llevarlo de aquí para allá sólo empujando sin importar que esté lleno de cosas.
Espero que les haya gustado esta transformación y que les sirva de inspiración y motivación para hacerlo en casa. Pueden hacerlo para reciclar un mueble para su propio rincón crafter o para cualquier otro espacio de la casa.
2 comentarios
Quedó precioso! Justo tengo un mueble de la abuela que quiero pintar para mi cuarto de tarjetería. Ya compré la pintura pero me preguntaba por el tipo de lijas y el proceso. Mil gracias!
¡Genial! ¡Un beso y que quede hermoso!