Hay algunos envases de productos que usamos que casi te hacen sentir culpable cuando el producto en cuestión se termina. ¿Qué haces con semejante envase? Está perfecto y es de una calidad increíble. Aquí os ponemos un bonito ejemplo, un envase plástico de tierra para gatos se puede transformar con poco trabajo en un cesto decorativo que puedes utilizar como elemento decorativo y de almacenaje.
Irreconocible, nadie sabrá qué se oculta debajo de ese envoltorio de cuerdas y ese detalle marino que aporta el ancla pintada sobre ellas.
Materiales:
- Un envase plástico
- Cuerda de fibra vegetal o sisa grueso
- Pintura dorada en aerosol
- Pintura roja
- Pincel
- Pegamento
- Taladro
- Cinta adhesiva
- Papel encerado
- Plancha
En primer lugar pintaremos con el aerosol de pintura dorada el interior del envase plástico. Dejaremos secar y como siempre es mejor dar varias capas ligeras sobre todo cuando pretendemos pintar plástico.
Cuando la pintura haya secado envolvemos la cuerda alrededor del envase y la vamos pegando entretanto. Podemos usar cualquier pegamento, una pistola de pegamento termofusible nos vendrá ideal por su rápido secado y agarre.
En los laterales del envase practicamos dos orificios a cada lado con el taladro y una broca suficientemente grande para que por los orificios pase un trozo de cuerda de la que estamos usando. Cortamos dos trozos de cuerda e introducimos ambos extremos de la misma en los orificios. Por la parte interior hacemos un par de nudos y tendremos unas asas estupendas.
Sobre el papel encerado dibujamos un ancla, a mano o transferida de una que hayamos impreso desde el ordenador. Recortamos el dibujo para crear la plantilla.
Pasamos la plancha sobre el papel y así se ablandará la cera y el papel se fijará sobre la cuerda de manera provisional. Pintamos el ancla en color rojo u otro que nos guste.
Tendremos listo nuestro contenedor de aire marino para decorar y guardar esos objetos que no sabemos donde poner en un momento dado.
Vía: thekimsixfix.com