Es evidente que todas optamos por la ducha como forma de higiene rápida y sostenible. En cinco minutos te duchas, gastas poca agua y te encuentras limpia, fresca y lista para enfrentarte a un duro día de trabajo. Pero hay ocasiones en que apetece e incluso es recomendable decantarse por un baño relajante. Cuando vuelves cansada del trabajo o tras un día sin parar de aquí para allá, cuando sientes tus piernas a punto de explotar y parece que llevas una mochila llena de piedras colgada a la espalda. Para esas ocasiones nada como un buen baño relajante, te encierras en el cuarto de baño, pones un poco de música y desconectas aunque sean 15 minutos de tus múltiples obligaciones, como madre, como esposa, como trabajadora, como las múltiples facetas que tiene una mujer de hoy en día.
Probad en vuestro próximo baño esta dulce y aromática espuma de baño. Es muy fácil de preparar y seguro que os gusta.
Ingredientes:
- 120 ml de aceite de almendras.
- 60 ml de miel.
- 120 ml de gel de baño neutro.
- 1 clara de huevo.
- 1 cucharada de extracto de vainilla.
Mezcláis cuidadosamente los ingredientes en un recipiente que después podáis guardar en el frigorífico. Buscad un hueco en vuestra apretada agenda y reserevaos un tiempo para vosotras mismas, abrís el grifo de la bañera, no os olvidéis de poner el tapón por cierto, echad entre 60 y 120 ml de la mezcla que habéis preparado bajo el chorro del agua, esperad a que se llene la bañera y se forme una espesa capa de espuma y os metéis dentro. Ahora un poco de música y desconectad esa maravillosa cabeza durante unos cuantos minutos por lo menos. Vuestro cuerpo os lo agradecerá.