Bien sea para mejorar el aspecto de algunas de nuestras macetas más viejas y deterioradas o para simplemente darles nuestro toque personal a unas macetas standard, el mosaico es una buena y fácil técnica para ello.
Necesitaremos los siguientes materiales:
- Teselas de mosaico (de vidrio, cerámica…).
- Tenazas.
- Adhesivo vinílico.
- Cemento cola.
- Cemento blanco o pasta para juntas.
- Macetas.
El primer paso será tomar la medida de la maceta en un papel vegetal, así tendremos el marco exacto sobre el que trabajar. En dicho papel trazaremos el esquema de la imagen que después formaremos con el mosaico en la maceta. Sobre esta plantilla montaremos las teselas de mosaico y así veremos como nos quedará.
Mezclamos una parte de adhesivo con una parte de agua, pintamos la maceta. Con ello conseguimos el sellado de la maceta. No es un paso en absoluto imprescindible.
Preparamos el cemento cola y procedemos a pegar las teselas que formarán el dibujo del mosaico. En este caso son teselas de vidrio. El resto de la maceta irá decorada con teselas de cerámica.
Después de montar el dibujo del mosaico continuamos con las teselas que recubrirán el resto de la maceta. El borde y la parte trasera de la maceta.
Una vez pegadas todas las teselas aplicaremos con una esponja la lechada de cemento blanco o pasta para juntas que recubrirá los que habrán quedado entre unas teselas y otras.
Ya tenemos nuestras macetas personalizadas con los mosaicos que hemos realizado en ellas. Una forma sencilla y original de tener unas macetas únicas.
Vía: Freshome
1 comentario
¡Hermoso!