El uso de la cáscara de huevo en las artes decorativas es una antiquísima técnica usada en Japón junto con las lacas. Aquí os presentamos una versión sencilla y mucho más asequible. Vamos a decorar un plato de centro de bambú con cáscara de huevo.
Los materiales que precisamos son:
- Un plato o bandeja (bambú, madera, barro…).
- Pintura (cualquier tipo y color sirve).
- Cola.
- Barniz al agua satinado.
- Cera de acabado.
- Rotulador metalizado.
- Lana de acero.
Tras pintar el plato y dejar secar la pintura comenzamos a pegar los trocitos de cáscara con la cola al agua, unas pinzas o una aguja nos ayudarán a trabajar con la cáscara.
Con las cáscaras pegadas y tras un correcto secado podemos pasar a aplicar el barniz, dos o tres manos serán suficientes. Entre manos lijaremos con la lana de acero, si pegamos la cáscara con la cara convexa hacia arriba el lijado será bastante más llevadero, para eliminar imperfecciones y burbujas del barniz.
Decoramos el borde con el rotulador de pintura metalizada para resaltar y separar.
Damos unas manos de cera de acabado al reverso del plato y también al anverso, hará que el acabado del barniz se parezca más al lacado japonés. Hay que encerar y frotar bien con un paño de algodón que no suelte pelusas, dos o tres veces por lo menos y hasta que quede bien seco, no debe notarse grasiento al tacto.
El acabado final es muy bonito y original, lógicamente según los tamaños que usemos de cáscara cambiará totalmente el aspecto, también las horas de trabajo serán muy distintas.
Aquí tenemos una vista completa del trabajo, una luna rota, el polo en deshielo… Un trabajo interesante y muy gratificante.
Vía: Craftstylish