Hoy dejo un ratito de lado las manualidades, el paso a paso, los videos y las ideas. Les he preparado un post especial y mucho más personal. ¿Recuerdan que hace un tiempo les mostraba en mi cuenta de Instagram algunas de las cosas que pude ver en mi viaje a Japón? Bueno, quería compartirles parte de las cosas que pude ver y experiencias especiales que viví.
No sólo se trata de materiales y cosas maravillosas para hacer manualidades sino que, además de la constancia y perfección en todas ellas, hay una en particular que está presente en todas partes: el origami. Ese increíble arte de plegar papel y crear figuras y formas únicas.
Pero al hablar del origami hay un detalle en particular, o mejor dicho, un lugar al que todos en el mundo asociamos a él: Hiroshima. Seguramente a muchos de ustedes lo primero se les viene a la mente es el bombardeo atómico contra civiles que Estados Unidos realizó el 6 de agosto de 1945. Fue en Hiroshima y también en Nagasaki. Pero es Hiroshima en particular el escenario mundialmente conocido. Cientos de miles de personas murieron y otras muchas sufrieron sus consecuencias a lo largo de los años siguientes haciendo que la lista de víctimas pareciera no tener un fin. Es aquí… en esas víctimas posteriores donde encontramos la historia que une a Hiroshima con el origami y se transforma en un símbolo por la paz.
A todas las personas afectadas por la radiación de los bombardeos se las conocía como hibakushas, término que significa “persona afectada por la bomba atómica”. De esas personas hay una que se volvió quizás la más conocida de todas: Sadako Sasaki.
Esta pequeña niña tenía 2 años cuando la bomba atómica explotó a 1700 metros de su casa ubicada cerca del puente Misasa en Hiroshima. Increíblemente ella y su madre sobrevivieron pero quedaron expuestas a la “lluvia negra” que cubrió a la ciudad luego de la explosión. Su vida siguió, pudieron recuperarse y Sadako creció. Pero la mala noticia llegó luego de que cumpliera 12 años, se le diagnosticó leucemia maligna aguda de las glándulas linfáticas y los médicos no creían que pudiera llegar a vivir más de un año.
Es así como esta pequeña ingresa al hospital de la Cruz Roja en Hiroshima el 21 de febrero de 1955 para realizarse los tratamientos indicados en dicha época. Estando en el hospital Sadako conoce a una niña dos años mayor que ella (y también enferma con cáncer) que le cuenta la famosa leyenda japonesa que promete que a quien pliegue mil grullas de origami se le concederá cualquier deseo. Sadako queda impactada y quería pedir su sanación a los dioses. Su nueva amiga le enseñó como plegarlas paso a paso. A partir de allí Sadako no dejó de plegar grullas. Tanto así que hasta se terminaba el papel que le llevaban y comenzaba a buscar envoltorios de medicamentos y cualquier otra cosa que pudiera conseguir. Su amiga Chizuko siempre trataba de conseguirle más. Pero el 25 de octubre de 1955 Sadako Sasaki fallece con sólo 12 años.
Hay dos versiones en la historia Sadako. Una dice que ella sólo llegó a plegar 644 grullas antes de su muerte y que fueron sus amigas de la escuela las que completaron las 1000 y las enterraron con ella. Pero la otra se basa en un documental en blanco y negro donde el propio padre de Sadako, Shigeo Sasaki, dijo que ella había llegado a plegar 1400 grullas de papel aproximadamente, y que ellos las guardaron en su casa. Y mostró las grullas en este documental. También explica que las compañeras de escuela hicieron mil grullas de papel que se enterraron con Sadako luego de su muerte. Esta última historia es la que podemos encontrar en el libro “Sadako y las mil grullas de papel”. Y como detalle final, en una exposición del Museo Memorial de la Paz de Hiroshima se declaró que a finales de agosto de 1955, Sadako había logrado su objetivo y continuó haciendo más grullas.
Sea como fuere la historia, hoy Sadako y sus mil grullas son todo un símbolo en el Memorial de la Paz en Hiroshima. Llegar allí y ver cómo tantas personas y tantos niños se acercan constantemente a rendir su homenaje, a no olvidar y a pedir por la paz en el mundo es emocionante. Cuando estuve allí pude hacer un video en vivo y mostrarles un grupo de pequeños que con toda la emoción y el respeto estaban allí llevando sus mil grullas. Claro que no podía entender lo que decían puesto que no hablo japonés, pero emocionarse hasta las lágrimas era inevitable. A los que nos gusta y disfrutamos del origami, sabemos que ese es el lugar más especial del mundo al que podemos ir. Compartir ese momento fue una de las mejores experiencias de mi vida y no la olvidaré jamás.
Capturar con una cámara las emociones es muy díficil, pero tratamos de hacer lo mejor posible, así ustedes también pueden viajar allí y quizás entender y sentir lo que sentimos nosotros (Sebas y yo). Es increíble ver la cantidad de grullas, los niños de todas las edades que van y vienen y la alegría y emoción que hay en sus rostros. Y los pueden ver de todas las edades.
Otra de las cosas bonitas que pude conocer es qué se hace con las tantas grullas que llegan día a día de todas partes del mundo. Cuando las ves allí es imposible no pensar “dónde ponen tantas y tantas grullas”. Si en sólo unas horas de un sólo día vi llegar miles y miles de ellas. En el Museo Memorial de la Paz encontré la respuesta al entrar… las reciclan y las transforman en postales. Te regalan una y puedes comprar más en la tienda a un costo mínimo casi simbólico. Pero cuando ves el paquete hay una nota que advierte que “escribir en ellas o recirbirlas puede tener un gran impacto emocional”. Y es tan cierto… Cuando tienes una de ellas en las manos y lo piensas bien no puedes evitar emocionarte y tener “piel de gallina” o que se llenen los ojos de lágrimas.
Y las sorpresas no terminaron allí… hubo un último detalle que nunca antes había notado y que fue la emoción final… Sadako Sasaki nació el 7 de enero de 1943. El mismo día, 39 años después nací yo. Saber que cumplo años el mismo día fue toda sorpresa y un mimo al corazón, en especial cuando adoro tanto el origami y me encantan las grullas.
¡Gracias por leer y estar allí! Terminar este artículo ha sido toda una emoción, tanto así que no pude evitar algunas lágrimas. Espero que les haya gustado y hayan podido disfrutar de las fotos tanto como yo.
Mi foto luego de la emoción 🙂
2 comentarios
Me has emocionado, que maravillosa historia, dentro de un marco trágico, que no se puede olvidar. Valor de tanta y tanta gente de mantener la memoria de esta niña
Mil gracias por contarnos este viaje, tus emociones. Y ya paso, felizzz cumpleeee!!!!!
¡Gracias, gracias, gracias Bego! Saber que también te has emocionado me hace sentir que algo pude transmitirles de lo que yo viví. ¡Fue único! ¡Un abrazo y beso enorme!