En ocasiones llega a nuestras manos un jarrón que no podemos acomodar a nuestro estilo decorativo de ninguna manera salvo sometiéndolo a una fuerte transformación. Esto es lo que ocurrió con este jarrón, clásico, vulgar y soso. Aquí podréis ver cómo se consiguió convertir ese jarrón corriente en todo un moderno elemento decorativo.
Es una buena oportunidad para aprovechar esas monedas de cobre que dejamos tiradas por casa por no ir cargados. Céntimos, centavos, cualquier moneda de cobre será idónea para este trabajo decorativo.
Materiales:
- Un jarrón, feo, viejo, barato.
- Pintura negra mate en aerosol.
- Pistola de pegamento caliente.
- Flores secas para colocar en su interior.
En primer lugar prepararemos la zona de pintura extendiendo una sábana vieja u hojas de periódico para proteger la mesa donde vayamos a pintar el jarrón. Le aplicaremos la pintura, dos o más capas, las necesarias para una buena cubrición del jarrón. Dejaremos secar y tras hacer acopio de monedas procederemos a pegarlas sobre la superficie del jarrón con la pistola de pegamento caliente.
Se nos formará una enorme maraña de hilos de pegamento, los que estáis acostumbrados a usar la pistola sabéis que es lo habitual, cuando acabemos se quitan fácilmente. Si queremos obtener un resultado más brillante podríamos aplicar una capa de sellador transparente sobre las monedas, así nos aseguramos también que las monedas no se oxiden y oscurezcan. Sólo nos quedará dejar secar el pegamento y el sellador si lo usamos y rellenar el jarrón con nuestras flores favoritas.
Un anodino jarrón cualquiera se transforma así en un objeto decorativo moderno y actual. Y todo ello por muy poco dinero y por menos esfuerzo de lo que pueda aparentar. El resultado es magnífico y muy aparente.