Esta es la historia de una transformación, una humilde y sencilla mesa de centro se convirtió por arte de la tapicería en una lujosa y opulenta otomana. Y ello sin producir un agujero descomunal en el bolsillo de su propietario. Él tenía la triste mesa abandonada en un rincón porque ya no lucía, era vulgar. Pero un buen día vio un artículo en Guía de Manualidades sobre cómo podía renovar aquel patito feo para convertirlo en un magnífico y atractivo cisne.
Partimos de una mesa de centro que ya tengamos o compramos una económica. Si tiene las patas demasiado altas deberemos recortarlas.
Necesitamos de estos materiales:
- La mesa.
- Tela.
- Espuma.
- Guata.
- Grapadora.
- Pintura.
- Unos listones.
- Clavos de tapicero.
- Botones de tapicero.
- Hilo y aguja.
- Maza de goma.
En primer lugar se pintaron las patas, podemos escoger la pintura que queramos. O no pintarlas, lo que mejor nos parezca.
Debido a la forma de la mesa se instalaron unos listones por debajo de la tapa para tener un lugar donde clavar los clavos de tapicero cómodamente.
Con el taladro perforaremos la tapa de la mesa por los lugares donde irán los botones de tapizado. Si nos construimos una plantilla con la disposición de los agujeros, aunque sea con un cartón, nos facilitará mucho la tarea.
Cortamos la espuma a la medida de la mesa y la pegamos a la tapa. El spray adhesivo funciona bien para este trabajo pero lógicamente podemos usar cualquier otro que sea compatible con la espuma elegida.
Después cortamos unas tiras de espuma para colocar en los laterales, quedará mucho mejor el tapizado y actuará además como protector para nuestras piernas.
Colocamos la guata, que habremos cortado a un tamaño superior a la mesa, y grapamos por debajo de la mesa.
A continuación disponemos la tela que hemos elegido para tapizar la otomana, si tiene dibujo geométrico hemos de procurar que quede recta y centrada. Fijamos con unas grapas en los laterales, por la parte interior, para que no se mueva la tela. Damos la vuelta a la mesa y acabamos de grapar toda la tela.
Para colocar los botones pase una aguja larga desde abajo por los agujeros realizados anteriormente, ensartamos el botón y volvemos, fijaremos en la parte inferior con otro botón o clavos. Usaremos hilo grueso de tapicero pues hemos de tensar fuerte los botones, procuraremos que éstos tengan la misma tensión a fin de que se vean igual de hundidos en el tapizado.
Marcamos unos puntos equidistantes con la regla y un lápiz por la parte inferior de los lados de la otomana. Allí clavaremos los clavos de tapicero con una maza de goma.
Nuestra otomana, propia de un profesional, dará un toque de elegancia y lujo a nuestra sala de estar.
Vía: newlywedmcgees